El Mercurio, 31 de Mayo, 1999,
pág.: A2
Araucanía: ¿Errores
Ancestrales?
Como ciudadano y sociólogo con formación histórica,
no puedo permanecer indiferente ante las aseveraciones contenidas
en el artículo "Araucanía: Errores Ancestrales", del
destacado historiador Sergio Villalobos, publicado en "El Mercurio"
el 14 de mayo del año en curso.
La lectura de ese trabajo la iniciamos con la idea de que se expondrían
los errores ancestrales de todos los actores que han intervenido
en los hechos y procesos históricos relacionados con la Araucanía;
por el contrario, la clara intención del ensayista es la
de culpar sólo al pueblo mapuche de todos sus males: atraso,
discriminación, pobreza y marginación social. En efecto,
el autor afirma que este pueblo fue "protagonista de su propia dominación"
y que "como pueblo sometido cae en su propia trampa".
Es sorprendente la afirmación de que el pueblo mapuche "estuvo
deslumbrado con las armas de acero"... y que "el aguardiente y el
vino fueron la mayor tentación, debido a su alto grado alcohólico
y duración, que los hacía muy superiores a la chicha".
No poseemos evidencias de que entre los años 1550 y 1700
los mapuches cultivasen viñas al sur del río Biobío,
o que hubiesen recibido de los españoles los conocimientos
para preparar los mostos con los apropiados grados de alcohol...
Pero sí, años más tarde, obtuvieron esas bebidas
por medio del comercio o trueque.
No concordamos con el juicio de que la mayoría de los mapuches
era mestiza, a partir del siglo XVII, "aunque sean notorios los
antiguos rasgos", como se adelanta a reconocer nuestro autor. Se
nos trata de decir que verdaderamente no existe la etnia mapuche
desde hace tres siglos. Nos cuesta comprender que quienes hablan
mapudungu (lengua de la tierra), tienen los rasgos físicos
que reconoce el señor Villalobos y observan los ritos y costumbres
mapuches ya no sean auténticos mapuches, sino que mestizos.
Esto nos recuerda el cuento del pato, el que tenía todos
los atributos de tal, pero no lo era...
Nuestro respetado historiador pudo haber tomado en consideración
que han transcurrido 450 años desde la conquista española,
190 desde la independencia y 118 años desde la violenta ocupación
chilena de la Araucanía, porque pese a todo ello sigue altivo
un pueblo con rasgos físicos de mapuche, y que hasta la comunidad
internacional lo identifica y respeta como tal, a pesar del inevitable
mestizaje producido - a lo largo de los siglos- por la presencia
foránea de europeos y chilenos en sus dominios. Con curiosidad
etnológica, pregunto: ¿Dónde están los chilenos
racialmente puros?
Cuando hacemos referencia a los errores ancestrales podemos pensar
en los antepasados remotos de una familia, comunidad o etnia; entonces,
¿cuáles fueron los errores incurridos por los antiguos mapuches
para ocasionar la desastrosa situación de sus descendientes?
El señor Villalobos nos responde que los mapuches se dejaron
someter o derrotar por no presentar un frente unido, porque estuvieron
divididos ante los españoles y chilenos y que, sin duda,
fueron también responsables algunos caciques "que recibían
sueldos y se les concedía el uso de un bastón de mando
con puño de plata", motivo más que suficiente para
no estar en condiciones de liderar una etnia siempre celosa de su
libertad.
No obstante, queda pendiente la pregunta: ¿Cuáles fueron
los errores de los españoles y chilenos para que hoy tengamos
una etnia marginada y con dramáticos indicadores de pobreza?
Lamentablemente, no se la formula el señor Villalobos, posiblemente
por ser muy obvio el permanente conflicto que el pueblo mapuche
mantuvo con los españoles y continúa encarando con
los chilenos, como también lo son los despojos de sus tierras,
de manera muy escandalosa por los chilenos, quienes entraron como
invasores para "pacificar", es decir, para efectuar con más
éxito que los hispanos la usurpación de ese territorio
llamado Araucanía.
El señor Villalobos sostiene que "los propios araucanos formaron
parte del aparato de dominación. Al hacerlo recibían
recompensas, beneficios y algunos honores; pero lo que les atraía
era disfrutar de las ventajas de la civilización material".
Esto constituye una deformación de la realidad pasada y presente
del pueblo mapuche. Si esta etnia hubiese recibido los beneficios
y disfrutado de esas supuestas "ventajas de la civilización
material", hoy no se encontraría en la situación de
marginalidad que caracteriza a sus comunidades, ni hubiesen emigrado
cientos de miles de mapuches para incorporarse a la masa asalariada
de las ciudades de nuestro país.
La Iglesia Católica y, posteriormente, los protestantes han
tratado de influir en la cultura mapuche, pero con un relativo éxito,
por cuanto se han mantenido ancestrales creencias y una consmovisión
que no concuerdan con religiones estrechamente asociadas con los
conquistadores, invasores y usurpadores. Cuando el señor
Villalobos argumenta que la moral cristiana impuso entre los mapuches
"la justicia en lugar de la venganza, la monogamia y la condena
a la homosexualidad, que era una práctica corriente", nos
asalta la duda acerca de las fuentes, estudios empíricos
y testimonios que utilizó para sostener tal conclusión.
No conocemos ningún estudio científico que afirme,
por ejemplo, que el homosexualismo se erradique o supere por virtud
de creencias religiosas. Nos sorprende ahora tomar nota de que tal
conducta era practicada por los mapuches, porque en rigor se debe
diferenciar la homosexualidad congénita de aquella que obedece
a un patrón cultural, como acontecía en la antigua
Grecia, como se puede evidenciar documentadamente.
Qué aconsejable hubiese sido que el señor Villalobos
hubiera suspendido, por un par de meses, el ejercicio de tramar
su "history fiction", para recorrer, observar y convivir con unas
10 comunidades mapuches en la IX Región de nuestro Chile,
para así poder cotejar sus afirmaciones surgidas de la "historia
oficial" con los resultados concretos de "los beneficios" que han
dejado las dos dominaciones sufridas por el pueblo mapuche.
Contrariamente a lo que piensa el señor Villalobos en su
conclusión final, el pueblo mapuche no ha renunciado a derechos
ancestrales, como lo son el recuperar parte de sus tierras usurpadas,
deuda que reconocemos los chilenos que defendemos la posición
de que todas nuestras etnias o pueblos originarios deben ser respetados
para que se desarrollen de conformidad a los dictados de sus culturas,
las cuales han perdurado heroicamente, pese a las "ventajas" e influencias
culturales recibidas de sus dominadores y explotadores.
Danilo Salcedo Vodnizza
Sociólogo